MISCELÁNEA DE IDEAS

domingo, 24 de abril de 2011

Ley Ómnibus

Con fecha 27 de diciembre de 2009 entró en vigor la Ley 25/2009, más conocida como la Ley Ómnibus, publicada para adaptar la legislación española a la Directiva Bolkestein, más exactamente la Directiva 2006/123/CE, que además de ser una exigencia europea, persigue eliminar trabas burocráticas del sector servicios, creando además una mayor confianza en los inversores extranjeros.
Esta ley, que en su momento ya provocó una revolución en el sector de la ingeniería, aún hoy sigue provocandonos continuos quebraderos de cabeza a los ingenieros, o mejor dicho, a nuestros colegios profesionales.
Esto se debe a que la ley arremete contra la primera fuente de ingresos de los colegios: el visado, transformándolo de un trámite obligatorio a uno meramente voluntario. Y los colegios se preguntan: y si es voluntario, ¿quién va a visar sus proyectos?. Pues ya te lo digo yo: ni el Tato.
Como era de esperar, los colegios han aparecido en los diferentes medios comunicando a la sociedad la importancia de los visados y, cómo no, el peligro que correrá la población si éste desaparece. Maldita sandez.
Vamos a ver si dejamos clara una cosa. El visado colegial NO es una confirmación técnica del proyecto. El colegio no recalcula la estructura de una presa o edificación, no comprueba la sección de los conductores eléctricos ni los diámetros ni timbrajes de las tuberías. El responsable único de que el proyecto esté bien diseñado, de acuerdo con la normativa y cumpliendo el cometido para el que se diseñó, es el ingeniero autor del proyecto.
Lo que sí hace el colegio es comprobar que el proyecto cumple ciertos requisitos formales y que vaya convenientemente firmado por un ingeniero colegiado. El resto es responsabilidad nuestra.

Otro aspecto que introduce esta nueva ley, y que me parece muy interesante, en aras de conseguir un trabajo mucho más competitivo, es eliminar las restricciones impuestas por los colegios al ejercicio conjunto de dos o más profesiones, favoreciendo la sinergia entre ingenierías. Porque en el fondo, ¿qué equipo de ingeniería que se precie no está compuesto por titulados de diferentes disciplinas?
Yo no creo que esto suponga necesariamente el fin de los colegios profesionales, posiblemente sí de lo que actualmente conocemos como colegios profesionales. Pero, ¿qué institución o profesión no se va a tener que reinventar para sobrevivir a esta crisis? Es precisamente el momento de idear nuevas formas de financiarse.
Si los colegios quieren sobrevivir a este nuevo escenario al que nos enfrentamos todos, tendrán que prestar nuevos servicios  a sus colegiados. Servicios que se perciban como útiles, que los colegiados valoremos de verdad, y que estemos dispuestos a contratar (asesoramiento técnico real, formación).

2 comentarios:

  1. Tienes parte de razón, Alberto, si es que no la tienes del todo. Pero una pregunta que tengo yo desde mi desconocimiento? Al estar visado, no tienes acceso al seguro de responsabilidad civil de los colegios? No influye ese tema para ciertos proyectos/estudios?

    ResponderEliminar
  2. Los seguros de responsabilidad civil siempre existirán. Si no a través de los colegios será de forma individual. La sociedad no quedará desprotegida, como muchos se empeñan en decir, por el hecho de que no esté visado el proyecto. Los pliegos de condiciones, normativas constructivas y el resto de legislación autonómica o nacional podrá exigir dichos seguros en los casos que se crea conveniente. Hemos de saber que las constructoras los tienen, no el del colegio, sino uno propio que se contratan de forma permanente o por obra a realizar.

    ResponderEliminar